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Las operaciones de crecimiento externo son procesos complejos ya veces riesgosos. Estos son los puntos a tener en cuenta antes de empezar.

¿Cuál es la naturaleza de la operación?

Existen varios tipos de operaciones externas de crecimiento, adquisición o enajenación . Para precisar la finalidad económica de la operación es necesario formular al menos tres preguntas:
– ¿Se trata de una operación de toma de control o de una operación minoritaria?
– ¿Se trata de comprar valores o comprar un negocio como fondo de comercio?
– ¿La retribución es en euros o en valores?
Estos elementos son muy importantes porque condicionarán la estructura de la operación y tendrán una influencia muy fuerte en el proceso de negociación.

 Elegir el procedimiento correcto

Las operaciones de adquisición o enajenación son procesos largos que pueden ser más o menos complejos según la naturaleza de la operación. En resumen, una operación mayoritaria es generalmente menos compleja de implementar que una asociación. Una transferencia de título también es más fácil de llevar a cabo que una transferencia de actividad o fondo de comercio. Finalmente, una operación contra efectivo también es generalmente más sencilla de implementar que una operación remunerada con valores. La clave del éxito en este tipo de operaciones será comprender cabalmente desde el principio los problemas de estructuración e implementación a nivel legal, financiero, fiscal o social. En una palabra, hay que anticiparse.

 Las trampas a evitar para el comprador:

Para el comprador, el principal escollo a evitar es haber sobrevalorado el inmueble adquirido. Por lo tanto, la valoración debe hacerse correctamente. Una valoración se basa en dos puntos: el análisis de la rentabilidad de la operación, que se valora desde un punto de vista financiero, pero también en función del valor intangible del inmueble (propiedad de marcas, propiedad de activos inmobiliarios, etc.). La valoración también se basa en la ausencia de riesgos importantes, como litigios importantes o un riesgo social significativo. Estas valoraciones están sujetas a due diligence, también denominadas “auditorías de adquisición”. Estos se utilizan para validar supuestos de rentabilidad e identificar riesgos.

 

Garantía de responsabilidad

La ley ofrece al adquirente unas garantías mínimas que le permitirán, si se ha equivocado o ha sido engañado, solicitar la indemnización, o incluso la cancelación de la operación. Estas garantías son a veces difíciles de implementar. Por lo tanto, la práctica ha desarrollado otras formas de garantías contractuales, denominadas “garantías de activos y pasivos”. Estos consisten en precisar al vendedor la consistencia de la actividad vendida, y asegurar que las operaciones se ajusten a derecho, y que no existan pasivos significativos. También es un mecanismo de compensación, que preverá un período de garantía y un límite máximo de responsabilidad.El último mecanismo se denomina “garantía de la garantía”, que asegura el pago efectivo por parte de un tercero, un banco por ejemplo, en caso de que se ponga en juego esta garantía de responsabilidad.

 

Los desafíos para el vendedor

El principal escollo para un vendedor es el exceso de confianza en el potencial de la empresa que desea vender o cuyo capital desea abrir. En una lógica de anticipación, el vendedor deberá hacer un balance objetivo de la situación financiera, legal, fiscal, social y estratégica de su empresa, preferentemente con la ayuda de asesores externos. Además, deberá “vestir a la novia”, es decir, dar a su compañía la imagen más favorable posible. Puede, por ejemplo, corregir las irregularidades detectadas durante la fase de inventario. Y finalmente, trabajar aguas arriba en la estructuración de la operación para presentar el plan de ventas más simple posible para el comprador. Así es como un vendedor puede maximizar la valoración en una transacción de venta.

Bufete de abogados DAMY , Niza, Derecho de sociedades, actualización 2022